Por Alicia Galarraga
Es la media tarde de un martes del mes de enero del 2021. Sin embargo las calles del centro histórico de Quito, en La Loma, se hallan desoladas. Camino por sus aceras acompañada únicamente de mis pensamientos.
A pesar de ser un sector emblemático de la capital ecuatoriana y los inmuebles que lo ocupan son parte del inventario patrimonial, lucen descuidados.
De todas formas, es imposible no quedar perplejo frente a sus fachadas, sus portones, sus chapas y sus piedras centenarias. ¿Qué historias guardan?, ¿qué pasó con aquellos que cruzaron por estos umbrales?, ¿dónde están ahora?
Sigo mi recorrido en solitario y me detengo ante este detalle en la fachada de una casa ubicada en la calle Leopoldo Salvador. ¿Por qué su belleza es indifrente a las autoridades?
¿Será porque existe un plan macabro llamado gentrificación y para llevarlo a cabo es preciso que el sector se arruine y desvalorice?
A pocas cuadras encuentro esta obra de arte en lo alto de un portón. Camino unos pasos y descubro que a esta hermosa casa colonial ¡la han convertido en parqueadero! La casa está en ruinas: vigas y paredes despostilladas es lo único que queda. No lo puedo fotografiar, «propiedad privada», me dice el empleado.
Siento el corazón encojido, la impotencia me invade. Decido pasar este trago amargo con un ponche en mi cafetería favorita del centro histórico de Quito, el Madrilón.