REFORMA MISÓGINA

Por: @NguyenGuerrero

Al igual que muchos ecuatorianos y ecuatorianas siento un profundo alivio al saber que Rafael Correa ya no estará todo los sábados destilando odio desde sus acostumbrados “enlaces ciudadanos” y no es que crea que con Lenin Moreno como presidente las cosas cambiarán en este país. Para nada, pero está claro que Correa ha generado una corriente de división jamás vista y lo que es más grave que sus discursos cargados de resentimiento y megalomanía llegaron a convertirse en normas y políticas públicas y su visión autoritaria e intolerante del ejercicio del poder en una justicia que persigue a sus opositores.

Correa está de retirada, se va, pero no sin antes asestar otro golpe, en lo que a materia de derechos de las mujeres se refiere. No le bastaron los insultos que sábado a sábado repetía: “gorditas horrorosas”, “malcriadas”, “coloraditas”. Sus comentarios lascivos hacia las mujeres que asistían a las sabatinas, afirmar que la participación de la mujer en espacios políticos no ayudó a la democracia, pero si a mejorar la farra, haber impedido que se legisle a favor de la despenalización del aborto en casos de violación, imponer un plan familia oscurantista. Ahora se ha empeñado en presentar una reforma al Código Orgánico de la Niñez y Adolescencia, que lejos de buscar el interés superior del niño, o mejor dicho, bajo esta excusa cuestiona a las madres, quienes ya tienen bastante con batallar día a día con un sistema judicial carente de perspectiva de género.

La reforma que plantea el presidente de la República no está siendo analizada desde la realidad y así no se puede legislar. En el Ecuador el promedio de pensión alimenticia que recibe el progenitor a cargo de la tenencia de los menores, se encuentra en alrededor de los $100 y $140 y con ello se cubren rubros como educación, salud, alimentación, vivienda y recreación. Es de estos escuálidos valores de los que se pretende se “rindan cuentas”, bajo el supuesto de que son utilizados para “otros fines”.

Una mayor participación de los padres en la crianza de los hijos es sumamente necesaria. El problema radica en utilizar este discurso como pretexto para “revisar” la tabla de pensiones alimenticias (lo que significaría una regresión en materia de derechos, prohibida por la Constitución) y ejercer control de los “gastos” que realizan los progenitores que se encuentran al cuidados de sus hijos, en un país en donde la canasta básica bordea los 700 dólares.

Veamos un ejemplo sencillo: el valor mínimo que el alimentante tiene que pasar por un hijo o hija en el primer nivel de la tabla de pensiones alimenticias es de $105,45. Si tiene dos hijos será de $148,77, pero si los hijos son en madres diferentes este valor se divide para dos, lo cual quiere decir que la madre deberá mantener a su hijo con $74,45 y si los hijos son de tres madres diferentes, cada uno recibirá $65,22. Esto se dividiría así: para alimentación 2 dólares diarios y lo que sobra esto es 5,22 para salud, educación, vestuario, esparcimiento.

Los roles tradicionales de madre “cuidadora” y padre “proveedor”, deben ser superados; se requiere trabajar en el ámbito educativo, normativo y de políticas públicas, buscando avanzar en materia de derechos, poniendo al centro del debate el interés superior de niños, niñas y adolescentes, pero no bajo la ya acostumbrada “metodología” del saliente presidente de la República, que consiste en generar un falso enemigo a quien combatir, a quien se lo desdibuja ante la opinión pública, para ganar una falsa razón y que en este caso serían: las madres extorsionadoras que hacen negocio con los hijos.

Nada más alejado de la realidad.

3 thoughts on “REFORMA MISÓGINA

  1. Zoila

    Su análisis es muy sesudo, con cuanto se mantiene a un hijo? Y sin contar que no sólo es lo económico y quien puede pagar la falta de afecto, seguridad, de valores y más que por tiempo y espacio no los puedo enumerar. Como si con pasar una mensualidad cubrieran todo lo que un hijo necesita. No las leyes que implantó este gobierno son decadentes, retrogradas, creadas para uno pocos.

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