SER MUJER INDÍGENA EN ECUADOR. SER FEMINISTA EN ECUADOR

Por Aliciadorada

Las mujeres en Ecuador,  aunque parezca increíble, en pleno siglo XXI todavía tenemos que luchar por acceder  a derechos básicos y consagrados universalmente como la educación, especialmente en los segmentos históricamente olvidados por las autoridades, los políticos y la propia sociedad en su conjunto.

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Así lo demuestran las estadísticas,  ya que en cuanto a cifras de analfabetismo, las mujeres indígenas son las que encabezan el grupo, con un 26,7%, frente a los hombres indígenas que están en el grupo de analfabetismo con el 13,7%.  Las mujeres mestizas y blancas (auto denominación étnica que usan las propias encuestadas), no llegan al 6% de analfabetismo;   eso sí, la brecha se mantiene en la mitad en cuanto a analfabetismo de hombres de los mismos grupos étnicos.  Para completar este análisis, también hay que revisar cifras de acceso a la educación en cuanto a áreas rurales y urbanas.  Mientras en las áreas urbanas el analfabetismo en mujeres alcanza el 3,3%, en las áreas rurales, triplica la cifra , es decir, llega al 9,6%.

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Para profundizar en el análisis, es pertinente, además, citar los motivos de deserción escolar y de impedimentos para acceder a educación, según género:  por quehaceres del hogar, un 17,7% de mujeres abandonan sus estudios, frente a un 0,5% de hombres.  Porque la familia no le permite estudiar (así lo reporta el INEC), el porcentaje en mujeres es de 3,2%, frente al 0,1% de hombres.  Por embarazo, 14.051 mujeres, es decir el 2,5% y obviamente, en hombres este porcentaje es del 0%.

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Las provincias más pobres y con más alto índice de población indígena, tienen porcentajes más altos de exclusión del derecho a educación para las adolescentes entre 12 y 17 años.  En Cotopaxi, por ejemplo, el porcentaje en hombres excluidos del derecho a educación  es de 10%, frente al 21% de mujeres.  En Cañar, otra de las provincias más pobres y con más alto número de población indígena,  los hombres excluidos del sistema de educación suman un porcentaje de 11% en hombres y 26% en mujeres.

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A la par que las niñas y las adolescentes son las que menor acceso a la educación tienen, también son las que mayor tiempo dedican a las labores no remuneradas del hogar y es así como, desde pequeñas, las niñas normalizan y naturalizan este trabajo. Según el estudio independiente Por Ser Niña,  las niñas dedican 18, 72 horas semanales a tareas domésticas.  A medida que crecen, esta carga horaria aumenta y las adolescentes realizan 31,77 horas semanales de dichas tareas domésticas. Los adolescentes varones, dedican a las mismas labores 10 horas a la semana.  Solo un 13, 5% de estas niñas y adolescentes, reconoce que está haciendo un trabajo.

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Este trabajo no remunerado hace que descuiden sus estudios o que le dediquen menos tiempo a actividades propias de ser niñas, como jugar.  Este estudio además demuestra que las niñas empiezan a trabajar en tareas domésticas desde los cuatro años y se dedican a todo tipo de tareas:  cuidar animales, acarrear agua, cuidar a sus hermanos menores y realizar las labores de la casa, incluidas las de cocina.

Las mujeres adultas reproducen estos patrones en sus hogares, ya que ellas realizan mayoritariamente trabajo del hogar no remunerado:  16,1% de mujeres frente a 5,4% de hombres.  En el área urbana este porcentaje es de 9,3% de mujeres frente a 2,9% de hombres. En las áreas rurales, la brecha sube de 3 a 4 veces, ya que las mujeres dedican al trabajo no remunerado del hogar, un porcentaje del 32%, frente al 9,9% de los hombres.

Los datos hasta aquí presentados, corresponden al INEC y son del 2012.  Unicef posee datos más actuales (2015).  En cuanto al cuidado de los niños y niñas menores de 5 años, éstos son cuidados por sus madres en un 77%.  En el caso de los padres la cifra alcanza tan solo el 1%. Únicamente en el 5% de los hogares ecuatorianos, la proporción del cuidado está distribuido entre padres y madres por igual.

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Estas brechas tan amplias en educación, tareas domésticas no remuneradas y cuidado de los hijos, se acentúan ya que todavía en la sociedad ecuatoriana está muy arraigada la creencia de que las mujeres deben ocuparse de las tareas del hogar porque ese es su rol único y principal.  Es por eso que en países como Ecuador, es indispensable un movimiento feminista incluyente con las mujeres más vulnerables para que ellas tengan acceso a los derechos más elementales, entre los que se halla el acceso a educación.

MADRESPOSAS, PUTAS, MONJAS PRESAS Y LOCAS

Por Angélica Porras

Como tan claramente lo expresa Marcela Lagarde (2005) en su conocido libro Los cautiverios de las mujeres: madresposas, putas, monjas, presas y locas, “la opresión de género está activa en el mundo. A pesar de nuestros logros, la vida de cada mujer contemporánea sucede en condiciones históricas de hegemonía patriarcal”.

El espacio de la administración de justicia no es la excepción, allí se evidencian todos los días, en todos los actos, las distintas aristas con las que el Derecho y su aplicación, subordinan a las mujeres, sus necesidades, sus identidades y sus demandas. Alda Facio (1999) describía en su texto Metodología para el análisis del género del fenómeno legal tres componentes del derecho: el político-cultural; el estructural y el formal-normativo en los que se manifiesta el androcentrismo de lo legal.

Vale la pena por el asunto que aquí nos atañe referirnos al componente estructural y al político-cultural. En el primero se sitúan las actuaciones de las cortes, jueces, administradores y auxiliares de justicia, que además se complementa con las costumbres y opiniones que sobre el ejercicio del derecho tienen las personas en general, que corresponden al segundo.

En este contexto, ¿Qué pasa con una mujer-madre que debe acudir a la justicia para solicitar que el padre de su hijo cumpla con sus obligaciones?

Precisamente allí se manifiestan normas, actitudes, decisiones judiciales cargadas de androcentrismo, que de facto culpabilizan y penalizan a las mujeres, pues son ellas quienes deben buscar un abogado, quienes deben perder el tiempo (su tiempo de vida) en seguir el proceso para que se cumplan las normas escritas y vigentes. Resultando al final que, se le demoniza y satiriza por medio de comentarios despectivos y afirmaciones cargadas de sexismo propias de la ignorancia supina e irresponsable: “la pensión es un negocio…”; “esa plata debe ser para los hijos y no para ella…”; “la ley las vuelve mantenidas…”; y, demás cuestiones que muchas y muchos hemos escuchado y, tal vez, hasta repetido consciente o inconscientemente. Seguramente habrá excepciones, pero la regla es la descrita.

Actualmente a esto hay que sumar que nuestras vidas, angustias y placeres se ventilan en redes sociales, en las que cualquiera, desde ningún lugar, puede opinar sobre lo adecuado o no de las actuaciones de las madres que solicitan pensiones, ocultando una vez más las ideas y deseos de quiénes son las involucradas, usuarias de la administración de justicia, ¿qué dicen ellas?, ¿qué han tenido que pasar para alcanzar una pensión alimenticia?,  ¿es suficiente para vivir lo que se logra al fijar una pensión?

Todas esas preguntas han sido dejadas de lado, ocultadas, no se ha tomado en cuenta la voz de las usuarias de la administración de justicia, las que deben sufrir en carne propia todos los días, retrasos, discriminación e incluso ofensas.

CORREA, EL MUÑECO DE PASTEL

Por @Aliciadorada 

Sería «injusto» encasillar a  Rafael Correa solamente como odiador de mujeres, porque ellas no son las únicas que han sufrido las arremetidas de su lengua viperina. Prácticamente se ha enfrentado con toda la sociedad:  indígenas, periodistas, organizaciones sociales, clérigos, ecologistas, políticos, militares, maestros, empleados privados, sociedad civil, tuiteros, jubilados, estudiantes,  etcétera.  La lista de agraviados es amplia, así como también los insultos que ha lanzado.  Ni los muertos se han salvado.  Parece que todo depende de cuál sea el grupo al que quiera debilitar, atacar o perjudicar.  O también puede elegir su presa de acuerdo al humor del que se levante. O la elige al azar, cuando quiere lanzar una cortina de humo para desviar la atención de algún tema que perjudique el «buen nombre» del correísmo.

En días pasados el Presidente Rafael Correa, en una de sus múltiples apariciones públicas, se refirió a la candidata Cynthia Viteri, y no en los mejores términos, precisamente. Dijo que mejor se dedique a hablar de maquillaje y no de economía. Esta referencia machista y misógina, se suma a un largo historial de exabruptos de ese tipo que ha lanzado Correa en estos casi diez años de estar en el poder.  Para que no quede la menor duda de que su comentario sobre Cynthia Viteri no fue suelto, sino que es lo que realmente piensa, hoy, en su monólogo sabatino al que su equipo de propaganda promociona como «Enlace Ciudadano», se volvió a referir a Cynthia  Viteri y trató de denigrarla y socavarla desde su condición de mujer:  «se la ve más falsa que billete de $2.50.  Porque aparece sin una arruga, sin un barrito».  Para rematar comparándola con una «muñequita de pastel». Continue reading «CORREA, EL MUÑECO DE PASTEL»

EL DÍA QUE NOS PROHIBIERON LLORAR

“Estamos en emergencia nacional aquí nadie me pierda la calma, nadie me grita, o lo mando detenido sea joven, viejo o una mujer nadie me empieza a llorar o a quejarseME, por cuestiones que falten a no ser que sean seres queridos que hayan perdido”

Rafael Correa 21 de abril de 2016

Todos los días los seres humanos batallamos por sobrevivir día a día, cuando algo nos lastima física o emocionalmente, lloramos, hasta cuando somos inmensamente felices y cuando pasa una catástrofe como la que vivimos los ecuatorianos, todos absolutamente todos, tenemos derecho a llorar, a desahogarnos y a que alguien nos preste una luz de esperanza, de fuerza, de contención, de soporte. Somos seres humanos, guardamos una inmensa sensibilidad ante las injusticias, ante el dolor del otro, del propio. No aplica para Rafael Correa.

Por @DayumaEc

El pasado 16 de abril de 2016, los ecuatorianos fuimos golpeados por un terremoto de 7.8 en la escala richter. Más de 570 muertos (de acuerdo a datos oficiales), cientos de desaparecidos y miles de damnificados, así como cuantiosos daños materiales. La provincia costera de Manabí, fue la más afectada, pero también las provincias de Esmeraldas, Los Ríos y Guayas. Para el Ecuador ha significado una catástrofe, pero no ha sido la única en estos días. Producto del terremoto que arrasó con varios pueblos, también hemos tenido que aguantar un terremoto emocional y social, un remezón económico, fruto de la crisis que venía el país atravesando y agravada por las medidas económicas que pretende implementar el régimen. Continue reading «EL DÍA QUE NOS PROHIBIERON LLORAR»