CARTA ABIERTA A LEDY ZÚÑIGA, MINISTRA DE JUSTICIA, DERECHOS HUMANOS Y CULTOS

Señora Ministra:

Es de público conocimiento que en los dos primeros meses del 2017 ya se han cometido alrededor de 25 feminicidios y usted, siendo la autoridad encargada del Plan Nacional para la Erradicación de la Violencia de Género no ha dado respuesta a esta grave situación:  sus intervenciones son meramente mediáticas y líricas http://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/sociedad/4/las-madres-de-27-ninos-han-sido-asesinadas-en-41-dias, cuando a más de esas frías estadísticas de feminicidios, en Ecuador:

-Se criminaliza el aborto, incluso cuando la mujer que decide hacerlo ha sido víctima de violación sexual, contraviniendo un pedido expreso al Estado ecuatoriano del Comité en contra de la Tortura de la ONU.

-6 de cada 10 mujeres han sido víctimas de violencia machista

– El 44,1%  de mujeres tuvieron su primer hijo entre los 15 y 19 años de edad y el 75% de ellas pertenece a la población económicamente inactiva.

-Del total de madres adolescentes solo el 22% asiste al sistema educativo.

-El 74% de madres adolescentes en el Ecuador vive en pobreza.

-Según el Ministerio de Inclusión Económica y Social, los principales factores del embarazo adolescente son la pobreza, la violencia de género y el bajo nivel educativo.

Ante esta realidad a la que se enfrenta la mujer ecuatoriana, el Estado se convierte en cómplice al haber eliminado la Ley de Violencia contra la Mujer  (Ley 010),  la Ley de Maternidad Gratuita y expedir la partida de defunción para la Estrategia Nacional Intersectorial de Planificación Familiar y Prevención del Embarazo Adolescente (ENIPLA) al trasladar su administración del Ministerio de Salud Pública a la Presidencia de la República bajo la égida de Mónica Hernández, una asesora vinculada al fundamentalismo religioso y más retrógrado, sin considerar que un embarazo precoz y/o no deseado, implica disparar las tasas de mortalidad y morbilidad para las mujeres y un incuestionable freno a la escolaridad y por ende al progreso.

Ni usted ni el gobierno del cual es parte han desarrollado una labor sostenida para erradicar las múltiples formas de violencia que adopta el sistema patriarcal contra las mujeres.  Al contrario, es precisamente desde el poder que ustedes temporalmente administran, que se perpetúan esas violencias que tienen su más abominable corolario en el crimen misógino.

En vísperas del Día Internacional de la Mujer nos dirigimos  a usted para decirle que rechazamos cualquier intento de apropiarse de una lucha que no es la suya, pues por el contrario, ha sido este régimen el que con micrófono en mano se manifiesta cada sábado en los enlaces presidenciales donde las mujeres periodistas, políticas y activistas, son su blanco preferido a través de insultos, descalificaciones, amenazas y piropos morbosos.  Así lo demuestra un estudio de Fundamedios que contabiliza que en «3 años, 152 enlaces ciudadanos, entre el 2013 y el 2016, en 1 de cada 2 enlaces se registraron agresiones del presidente Rafael Correa contra las mujeres: en total se contabilizaron 95 situaciones de agravio contra la mujer en 81 enlaces. Las mujeres que han sido agredidas en un espacio que es presentado como de “rendición de cuentas” son periodistas, activistas de derechos humanos, políticas oficialistas y de oposición», como se puede apreciar en el siguiente enlace http://www.fundamedios.org/dejanos-en-paz-un-estudio-sobre-tres-anos-de-sabatinazos-contra-la-mujer/

Señora Ministra, usted representa los intereses de quienes precisamente han atentado contra los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres  que están amparados por la Constitución y varios instrumentos de derechos humanos internacionales. Y si con ello no fuera suficiente, de forma sistemática han pretendido imponernos un discurso hegemónico, fragmentando y atacando las posiciones de  las organizaciones de mujeres que cuestionan su proyecto político.  La convocatoria del Presidente de la República a una marcha este 8 de marzo, es una afrenta a María José, Marina, Celeste. Marcia, Ximena, Lucía y tantas mujeres que han sido conculcadas en sus derechos, bajo la argucia del «bien común, el bien de las mayorías» que tan retóricamente repite el gobierno de Alianza País.

Ni usted Señora Zúñiga ni nadie del gobierno correísta tiene cabida en nuestra lucha.  No importa que sostengan, como argumento de descargo, que en ningún otro gobierno han habido tantas mujeres en cargos oficiales. Esos cargos,  solo son una representación formal, no pasan por lo real ni material.  Ni usted ni las mujeres que están en el gabinete y la Asamblea Nacional dirigiéndola, representan nuestra posición clara, frontal y  contestataria.  Porque la lucha de las mujeres ecuatorianas es diversa y no elitista ni excluyente y camina de la mano con los pueblos condenados a desaparecer por haberles usurpado sus territorios, de  los jubilados a quienes se les privó del aporte estatal en el pago de pensiones, de los estudiantes restringidos del libre acceso a la universidad, de los maestros a quienes se les conculcó el derecho a asociarse y en muchos casos se les condenó a morir en la miseria con  enfermedades catastróficas y sin que se les cumpla el estímulo a la jubilación que la Constitución les otorga.

Huelgan razones para que ni usted ni nadie de su gobierno sean bienvenidos en la marcha que organizamos las mujeres para conmemorar nuestro día.  Su presencia solo será asociada con provocación, polarización y oportunismo.

Atentamente,

Las Malcriadas

Fotografía que acompaña esta carta, diario El Universo

CARTA ABIERTA A LOS CANDIDATOS PRESIDENCIALES DEL ECUADOR

*Esta Carta fue publicada originalmente en este mismo espacio el 8 de diciembre, a propósito de la marcha Ni Una Menos.  Volvemos a publicarla, debido a la denuncia de violencia misógina de Gloria Ordóñez en contra del jefe del aparato de propaganda del correísmo, Orlando Pérez.  Apelamos a la sensibilidad de los Candidatos Presidenciales para que incluyan en sus agendas la violencia de género, la misoginia,  los femicidios, ya que son problema sociales de varias aristas con estadísticas preocupantes, a los que los que pretenden gobernarnos, no le pueden dar las espaldas.  Pues, según el INEC, el 60% de mujeres en el Ecuador han sido víctimas de violencia misógina.  Y  cifras de la CEDHU reportan que en lo que corre del 2016, 80 mujeres han muerto en femicidios.  De estos casos, solo 6 han recibido sentencia. 

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 Por Angélica Porras, miembro del Directorio de Colegio de Abogados de Pichincha e Integrante de Observatorio de Género y Diversidad del mismo Colegio

El sábado 26 de noviembre, en varias ciudades del país se desarrolló, la marcha VIVAS NOS QUEREMOS, NI UNA MENOS, en Quito, empezó a las 16h00, con asistencia masiva, alrededor de 5000 personas, la mayoría mujeres se dieron cita en el arbolito para expresar su preocupación por la violencia de género en su contra y exigir del estado y la sociedad una respuesta inmediata para frenar los abusos de las que somos víctimas.

Resulta interesante rememorar las imágenes de esta marcha, a diferencias de otras que involucran a otros actores sociales, está contó con la presencia mayoritaria de mujeres, de todas las edades, niñas, jóvenes, adultas y de la tercera edad, todas compartieron sus angustias y su decisión de hacerse escuchar. La pluralidad y la diferencia fueron la principal forma de manifestación.

Estábamos allí para expresar un ¡Basta Ya! Contra la discriminación, la violencia y los asesinatos en contra de las mujeres, y, sobre todo para expresar nuestra sororidad con nuestras hermanas asesinadas y con sus familiares y exigir del gobierno una respuesta contundente, que abandone la exclusiva respuesta judicial que reduce la vida de las personas a un entramado formal del que casi siempre las familias resultan desgastadas y tristes, y no genera mayores cambios a nivel de las estructuras culturales que reproducen el machismo, la violencia y el androcentrismo.

Es por demás increíble que ninguno de los candidatos  presidenciales, o a asambleístas, a ocho días ya de la marcha, se haya pronunciado sobre el tema, fue una acción multitudinaria, que algunos de ellos ni siquiera podrían soñar repetirla, sin embargo ni una palabra, silencio total.

Muchos años llevamos presenciando el horror de muertes violentas en contra de mujeres, perpetradas por los más cercanos, con el silencio cómplice de muchos, de la sociedad y del estado. No se trata de casos aislados, las estadísticas indican que cada semana mueren al menos cuatro mujeres por acciones violentas en el país, tampoco nos enfrentamos a locos o sicópatas sino a personas, parafraseando a Hanna Arendt “terrible y terroríficamente normales”, novios, ex parejas, esposos, enamorados.

Frente a esto, la resistencia, el compromiso individual de hombres y mujeres por una vida sin violencia y, la movilización de nosotras mismas y de quiénes son solidarios se constituye un imperativo ético.

Exigimos que este tema se incluya en los programas de acción de quienes pretenden acceder al gobierno, a riesgo de una vez más dejar de lado las aspiraciones y demandas de al menos la mitad de la población: las mujeres.  De no hacerlo se seguirá debilitando la democracia por la falta de conexión entre las demandas sociales y las respuestas de las instituciones políticas, los partidos políticos y los políticos.

 

¿POR QUÉ LA CLASE POLÍTICA NO INCLUYE EN SU AGENDA A LA SOCIEDAD CIVIL?

Por @Aliciadorada

A propósito de la declaración de la ONU como el  Día Internacional para la eliminación de la violencia contra la mujer, el  27 de noviembre en Ecuador la sociedad civil organizada en colectivos y ciudadanos que acogieron la convocatoria, se hicieron presentes en las calles de las principales ciudades del país.  En Quito, la marcha «Ni una Menos»,  fue de más de 10 cuadras y cálculos que hablan de 5.000 asistentes.

La marcha «Ni Una Menos», buscó que la sociedad haga conciencia  sobre los crímenes y la violencia a la que se ven expuestas las mujeres por el solo hecho de serlo.   Según la Cepal, Latinoamérica es la región del mundo donde más feminicidios ocurren:  un promedio de 12 latinoamericanas y caribeñas mueren cada día por misoginia.  Por esta razón, la ONU, califica al feminicidio como una «pandemia global».  «Hasta un 70% de mujeres sufre violencia de género», advierte.

Según el Ministerio del Interior del Ecuador, en 2014 se registraron 97 feminicidios  y en 2015, 59.  El 71%  feminicidios registrados por la Fiscalía en 18 meses (del 10 de agosto del 2014 al 15 de febrero del 2016) no ha recibido sentencia.

La CEDHU presentó un reporte en días pasados, con estadísticas que hablan de 80 casos de feminicidios en el 2016.  Pichincha es la provincia que más casos tiene con 16, seguida de Guayas con 14 casos y de Manabí con 11.   El Oro 7 casos; Azuay, Loja y Los Ríos 4 casos cada una; Esmeraldas, Imbabura, Santa Elena, Santo Domingo y Tungurahua 3 casos cada una; Morona Santiago 2 casos; y, Bolívar, Cañar y Cotopaxi un caso cada provincia.  Del total de  casos, en 15 feminicidios el responsable se suicidó, en 26 casos hay instrucción fiscal, 13 casos están ante Tribunales Penales y 6 con sentencia condenatoria.  Es decir de los casos punibles, menos del 10% tienen sentencia condenatoria, lo que representa que  más del 90% de estos casos de feminicidio, todavía espera por justicia.

Mientras la CEDHU recuerda a  la sociedad que la violencia contra la mujer está prohibida por la Constitución y los tratados internacionales de derechos humanos, los políticos no se han manifestado sobre el tema.

Mientras los colectivos y organizaciones de la sociedad civil hacen visible el problema social de la violencia machista contra la mujer (6 de cada 10 mujeres han sido víctimas de maltrato, según las últimas cifras del INEC), los políticos callan, miran para otro lado, prefieren seguir inmersos en sus propias agendas, dándole la espalda a los temas que le preocupan a la sociedad civil.  Porque hasta la fecha, la gran mayoría de candidatos no se ha manifestado, no ha anunciado políticas a incluir en su plan de trabajo para erradicar, hacer conciencia  y prevenir el feminicidio.

Lasso dijo que no le parecía un tema importante a tratar la despenalización del aborto por violación, pese a que el pedido para la despenalización  viene directamente de la Comisión en contra de la  Tortura de la ONU.  La Asamblea Nacional, presidida por mujeres, tampoco se ha manifestado ante el pedido de esta alta comisión de la ONU.

Las mujeres siguen muriendo a manos de sus novios, convivientes, esposos o amantes.  Porque la mayoría de feminicidios son perpetrados por ellos. Los políticos que callan, no se pronuncian, le restan importancia, ignoran, minimizan la problemática de violencia y los asesinatos a las mujeres por misoginia, terminan siendo cómplices.